miércoles, 17 de junio de 2015

Gracias por agradecer








Muchas veces nos cuesta trabajo conformarnos con lo que tenemos, otras nos parece que lo que recibimos es insuficiente. Hay días que nos encontramos mas pendientes de lo que falta que de lo que hay cayendo en un estado de desanimo y frustración y por ende corroyendo nuestra autoestima. Sentir permanentemente que estamos en un estado de falta nos modifica nuestra percepción de nosotros mismos y de nuestro valor como personas inhabilitándonos para agradecer.

Esta sensación de infelicidad y a veces hasta de resentimiento complica la relación con nosotros mismos y afectan las relaciones con los otros. Muchas de las personas que  suelen adoptar esta posición generalmente sostienen  las siguientes creencias:

  • “No te agradezco porque si lo hago, me pedirás algo a cambio”
  • “No te agradezco porque no me diste lo suficiente”
  • “No te agradezco porque podrías haberlo hecho mejor”
  • “No te agradezco porque es tu obligación”
  • “ Si te agradezco, te reconozco y por ende te echaras a perder”
  • “ No me agradezco , ni me valoro porque no lo hice perfecto”
  • “ Si me agradecen y me valoro me desmotivo”
  • “ La única forma de lograr que las cosas pasen es con sufrimiento y esfuerzo”
  • “No le agradezco porque lo hizo por interés”


Estas creencias están íntimamente vinculadas al miedo de mostrarnos vulnerables, a la exigencia y la búsqueda desgastante del perfeccionismo inútil.  Muchas veces reconocer que el otro nos ha dado soporte significa que nos ha brindado algo de lo que carecíamos y por ende caemos en la convicción de que nos mostramos débiles ante el otro y  eso nos expone.

Cuando pensamos que no hay momentos ni causas para agradecer nuestras relaciones se verán afectadas por el distanciamiento, roces y falta de compromiso.

Dar las gracias no solo se refiere al acto formal, en el que hemos sido educados, sino que, para resultar beneficioso en nuestras vidas debe estar acompañado de una emoción honesta y sincera y una actitud en consonancia.  La gratitud es una emoción que nos invade cuando pensamos que lo que tenemos es bueno y adecuado para nosotros. Agradecer nos genera alegría, paz y fluidez.

Cuando sientas que estas atrapado en el circulo viciosos de mirar la falta en lugar de lo que tenes te recomiendo el siguiente ejercicio:

Agradécete a vos mismo:
Haz una lista de todos tus recursos, tus logros tanto personales ,profesionales como familiares. En un segundo paso define con honestidad quien estas siendo y léelo en voz alta. Si aprecias tus recursos, si estas conforme con tu identidad y no como deberías ser podrás percibirte como un ser único y especial. De esta forma en tus interacciones podrás ofrecer devolver algo de lo que tenes en lugar de buscar aquello que te falta. Observar tu estado actual en relación al pasado y ver el camino que has recorrido puede resultar una perspectiva atrayente.
Si te cuesta el habito del agradecimiento  te sugiero que durante 21 días elabores un “diario”  de agradecimiento. Cada noche antes de dormir elige 3 cosas para agradecer en tu vida. Pasado este tiempo probablemente te resulte mas sencillo el habito de dar las gracias. En el caso el que en este periodo te encuentres con una situación displacentera que debilite tu sentido de agradecimiento dos preguntas pueden ayudarte: ¿Qué aspecto positivo puedo verle a esta situación? Y, ¿qué aprendo de esta situación?

Gratitud hacia los otros:
Piensa en una persona quien ha contribuido a tu vida de manera muy especial y a la que no le has agradecido formalmente. Escribe un carta a esa persona agradeciéndole por su contribución en tu vida y por los beneficios que has recibido de ella. Escribe como te sientes gracias a los “regalos” que recibiste ella. Busca a la persona, y si te es posible léele personalmente la carta. Toma el tiempo para disfrutar de los sentimientos y emociones que te provoca el agradecerle. Si puedes apreciar lo que los otros tienen para darte podrás recibir cualquier cosa que te sea dada con alegría y gratitud. Por otra parte, implementa el dar las gracias. Establece el hábito mental de agradecer siempre y en todo momento. Busca activamente los detalles y las acciones de otras personas para ayudarte y/o hacerte sentir bien, y agradéceles. Este ejercicio te ayudará a desarrollar y fortalecer el hábito y una mentalidad de agradecimiento. El gesto de celebrar con agradecimiento es una muestra legitima hacia la necesidad del otro de ser valorado.

Agradécete y agradece. Expresar gratitud cuando estamos profundamente agradecidos nos da la oportunidad de celebrar todo lo que la vida nos da y todo los que los otros tienen para ofrecernos. Al fin de cuentas esta también es una forma de quererte mas. Gracias

Te invito a compartir tu lista de agradecimientos


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jueves, 11 de junio de 2015

Resentimiento o libertad




Nos han fallado, nos causaron un daño irreparable y nos invade el enojo, la rabia e incluso terminamos sufriendo. Sentimos  que hemos sido victimas de una injusticia y nos enquistamos en el resentimiento, haciendo así, que todo lo demás pierda valor o desaparezca. Nos enfocamos en la venganza y  en el resarcimiento en lugar de buscar la solución que nos permita liberarnos de este estado de animo, que sostenido en el tiempo, nos hace esclavos de emociones displacenteras.

Desde el resentimiento nos conectamos con diálogos internos negativos. Nos solemos escuchar repitiéndonos “me las vas a pagar”, “ ya te va a tocar” entre muchas otras. Imbuidos en el sufrimiento que esto nos genera, perdemos nuestra sensación de autocontrol y golpeamos nuestra autoestima. Nos sentimos victimas inocentes de las circunstancias e invertimos nuestro tiempo en diseñar excusas que justifiquen ante nuestro entorno nuestro comportamiento mientras intentamos juntar adeptos a nuestra causa.

 Cuando nos sentimos resentidos, enarbolamos amargados la bandera de “ yo soy la victima y el otro es el culpable” anulando toda posibilidad de solución del conflicto.

Para salir de la trampa que genera el resentimiento resulta útil respondernos las siguientes preguntas para así lograr un cambio de observador que nos permita descubrir alternativas de acción

  1.      .  ¿Qué beneficios me da el estar en un estado de resentimiento?
  2.      .   ¿Qué tipo de alivio me genera el sentirme inocente y señalar al otro como culpable?
  3.     .   ¿De que oportunidades me estoy perdiendo?
  4.      .  ¿Con que emociones puedo conectar para encontrar alternativas de acción?
  5.      .  ¿En que grado pude ser responsable de este daño?
  6.    . . ¿Fueron mis pedidos claros con respecto a lo que yo esperaba?
  7.      . ¿De que forma puedo entablar una conversación con la persona que me agravio?
  8.     .   ¿Tengo miedo de enfrentar al causante de ese daño?
  9.      .  ¿Cual es el peor de los escenarios?
  10. .  ..  ¿Cuál es el mejor de los escenarios?
  11.  .  ¿De que forma puedo aceptar y perdonar?


 Otra técnica que te recomiendo para favorecer el cambio de observador y abandonar el resentimiento consiste en escribir una carta a aquel que te ha causado dolor describiéndole cómo te sientes, explicándole qué fue lo que te  lastimó y cómo te afectó en esos momentos de tu vida.
 Revisa la carta e identifica los sentimientos, pensamientos y recuerdos que provocaron y mantienen el resentimiento y subrayalos. En un segundo paso, imaginate que sos esa persona.
 y contesta la carta, explicando la situación desde su punto de vista.
 Al terminar de escribir esta segunda carta, léela y piensa si esa persona estaba consciente del daño y dolor que te provocó y si eso era lo que quería.

Si tu respuesta es afirmativa, aprende a perdonarla y deja el pasado atrás. Cuando perdonamos logramos un mayor bienestar.
Si tu respuesta es que no quiso dañarte, con mayor razón perdonala, pero no te  critiques por haber estado resentido este tiempo.
Recuerda que hiciste lo que en esos momentos lo que eras capaz de hacer.Posiblemente, hacer esto una sola vez no sea suficiente, pero con la práctica lo vas a ir logrando.



El resentimiento tan solo trae beneficios a corto plazo brindándonos un espacio de inocencia  comoda y sintiéndonos  merecedores del apoyo de los demás. Con el paso del tiempo, nos volvemos esclavos otorgándole el poder de nuestras emociones a aquella persona que creemos nos agravió. 

No podemos evitar encontrarnos en situaciones no deseadas, sin embargo, podemos elegir utilizar todos nuestros recursos para superarlo, diseñando planes de acción que nos permitan soltar, perdonar y descubrir que hay mucho por delante.  Victimizarse no es la solución. Solo aquellos que eligen ser protagonistas de su vida lograrán encontrar el camino a su libertad.  Ser libre, ejercer el autocontrol, y actuar en consecuencia, es una de las tantas formas de querernos mas.



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martes, 9 de junio de 2015

Me ocupo pero no me preocupo





Muchos de nosotros sentimos que si no nos preocupamos no estamos siendo responsables con aquel problema que exige tanta atención de nuestra parte. Incluso varias personas se basan en la creencia  de que es poco razonable no preocuparse por las cosas importantes para justificar su estado. Al pasar de los días, la preocupación permanente genera fastidio, insomnio, enojo , queja sintiéndonos desvalorizados e impotentes.

Desde la preocupación se generan estados de ánimo que nos conectan con diálogos internos negativos. Imbuidos en nuestras preocupaciones nos sentimos victimas y presos de la situación sin encontrar una salida a nuestros problemas. En este circulo vicioso, creemos que no tenemos nada para hacer, que las soluciones dependen de terceros y que ya hemos hechos todo lo posible para salir del problema. Somos incapaces de buscar opciones y alternativas.

Ocuparnos de un problema nos ubica en un papel de protagonista considerando nuestro problema como un desafío u oportunidad y favoreciendo el uso de nuestros recursos internos para solucionarlo. A su vez, favorece ubicarnos en estados de ánimos que nos acompañan a desarrollar un plan de acción. La acción es el mejor antídoto para el estado de preocupación. Al actuar las preocupaciones suelen desaparecer.

Por otra parte la preocupación nos ubica en el futuro incierto y desconocido, mientras que ocuparnos nos  conecta con el presente., que es donde reside mi posibilidad de actuar. Desde este observador puedo elegir, por ejemplo:

1.     No preocuparme  por mis kilos pero me ocuparme de mi alimentación diaria
2.     No me preocuparme por mis deudas pero ocuparme de la salud de mis finanzas
3.      No preocuparme por el qué dirán y ocuparme de ser autentica diariamente,
4.     No preocuparme por si mañana tendré trabajo y ocuparme de construir alternativas si ello llegara a suceder.
5.      No preocuparme de la relación con mis hijos pero ocuparme de sostener cotidianamente una comunicación sana y efectiva.

Cuando  te detectes  en un estado de preocupación te recomiendo te hagas las siguientes preguntas para salir del circulo negativo que esto constituye:


1.     ¿Es un problema actual y real o una inquietud de un futuro que desconoces?
2.     ¿Te focalizas en el futuro o contemplas tus alternativas actuales?
3.     ¿De quien depende la decisión para solucionarlo?
4.     Si es que depende de un tercero, ¿Qué puedes hacer para ayudarlo a que la tome?
5.     ¿Qué otras alternativas de acción consideras posibles?
6.     ¿Qué sucedería en el peor de los escenarios?
7.     ¿Cuál seria el escenario ideal?

Una vez que respondas honestamente a estas preguntas estarás en condiciones de diseñar un plan de acción ocupándote  de aquello que en otras circunstancias te hacía preso de tu mismo. Conectar con el presente aquí y ahora muestra un escenario sobre el cual puedes actuar.  Sentir que tenemos control sobre los diversos problemas que se nos presentan nos libera favoreciendo nuestra autoestima. Accionar es una forma de quererse mas.