Muchos de nosotros sentimos que si no nos preocupamos no
estamos siendo responsables con aquel problema que exige tanta atención de
nuestra parte. Incluso varias personas se basan en la creencia de que es poco razonable no preocuparse por
las cosas importantes para justificar su estado. Al pasar de los días, la
preocupación permanente genera fastidio, insomnio, enojo , queja sintiéndonos
desvalorizados e impotentes.
Desde la preocupación se generan estados de ánimo que nos conectan
con diálogos internos negativos. Imbuidos en nuestras preocupaciones nos
sentimos victimas y presos de la situación sin encontrar una salida a nuestros
problemas. En este circulo vicioso, creemos que no tenemos nada para hacer, que
las soluciones dependen de terceros y que ya hemos hechos todo lo posible para
salir del problema. Somos incapaces de buscar opciones y alternativas.
Ocuparnos de un problema nos ubica en un papel de
protagonista considerando nuestro problema como un desafío u oportunidad y
favoreciendo el uso de nuestros recursos internos para solucionarlo. A su vez,
favorece ubicarnos en estados de ánimos que nos acompañan a desarrollar un plan
de acción. La acción es el mejor antídoto para el estado de preocupación. Al
actuar las preocupaciones suelen desaparecer.
Por otra parte la preocupación nos ubica en el futuro
incierto y desconocido, mientras que ocuparnos nos conecta con el presente., que es donde reside
mi posibilidad de actuar. Desde este observador puedo elegir, por ejemplo:
1.
No preocuparme por mis kilos pero me ocuparme de mi alimentación
diaria
2.
No me preocuparme por mis deudas pero
ocuparme de la salud de mis finanzas
3.
No
preocuparme por el qué dirán y ocuparme de ser autentica diariamente,
4.
No preocuparme por si mañana tendré trabajo
y ocuparme de construir alternativas si ello llegara a suceder.
5.
No
preocuparme de la relación con mis hijos pero ocuparme de sostener
cotidianamente una comunicación sana y efectiva.
Cuando te
detectes en un estado de preocupación te
recomiendo te hagas las siguientes preguntas para salir del circulo negativo
que esto constituye:
1.
¿Es un problema actual y real o una inquietud de
un futuro que desconoces?
2.
¿Te focalizas en el futuro o contemplas tus
alternativas actuales?
3.
¿De quien depende la decisión para solucionarlo?
4.
Si es que depende de un tercero, ¿Qué puedes
hacer para ayudarlo a que la tome?
5.
¿Qué otras alternativas de acción consideras
posibles?
6.
¿Qué sucedería en el peor de los escenarios?
7.
¿Cuál seria el escenario ideal?
Una vez que respondas honestamente a estas preguntas estarás
en condiciones de diseñar un plan de acción ocupándote de aquello que en otras circunstancias te
hacía preso de tu mismo. Conectar con el presente aquí y ahora muestra un
escenario sobre el cual puedes actuar. Sentir que tenemos control sobre los diversos
problemas que se nos presentan nos libera favoreciendo nuestra autoestima. Accionar
es una forma de quererse mas.
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