Nos han fallado, nos causaron un daño irreparable y nos invade
el enojo, la rabia e incluso terminamos sufriendo. Sentimos que hemos sido victimas de una injusticia y
nos enquistamos en el resentimiento, haciendo así, que todo lo demás pierda
valor o desaparezca. Nos enfocamos en la venganza y en el resarcimiento en lugar de buscar la
solución que nos permita liberarnos de este estado de animo, que sostenido en
el tiempo, nos hace esclavos de emociones displacenteras.
Desde el resentimiento nos conectamos con diálogos internos
negativos. Nos solemos escuchar repitiéndonos “me las vas a pagar”, “ ya te va
a tocar” entre muchas otras. Imbuidos en el sufrimiento que esto nos genera,
perdemos nuestra sensación de autocontrol y golpeamos nuestra autoestima. Nos
sentimos victimas inocentes de las circunstancias e invertimos nuestro tiempo
en diseñar excusas que justifiquen ante nuestro entorno nuestro comportamiento mientras
intentamos juntar adeptos a nuestra causa.
Cuando nos sentimos
resentidos, enarbolamos amargados la bandera de “ yo soy la victima y el otro
es el culpable” anulando toda posibilidad de solución del conflicto.
Para salir de la trampa que genera el resentimiento resulta
útil respondernos las siguientes preguntas para así lograr un cambio de
observador que nos permita descubrir alternativas de acción
- . ¿Qué beneficios me da el estar en un estado de resentimiento?
- . ¿Qué tipo de alivio me genera el sentirme inocente y señalar al otro como culpable?
- . ¿De que oportunidades me estoy perdiendo?
- . ¿Con que emociones puedo conectar para encontrar alternativas de acción?
- . ¿En que grado pude ser responsable de este daño?
- . . ¿Fueron mis pedidos claros con respecto a lo que yo esperaba?
- . ¿De que forma puedo entablar una conversación con la persona que me agravio?
- . ¿Tengo miedo de enfrentar al causante de ese daño?
- . ¿Cual es el peor de los escenarios?
- . .. ¿Cuál es el mejor de los escenarios?
- . . ¿De que forma puedo aceptar y perdonar?
El resentimiento tan solo trae beneficios a corto plazo
brindándonos un espacio de inocencia comoda y sintiéndonos merecedores del apoyo de los demás. Con el paso del tiempo, nos volvemos esclavos otorgándole el poder de nuestras emociones a aquella persona que creemos nos agravió.
No
podemos evitar encontrarnos en situaciones no deseadas, sin embargo, podemos
elegir utilizar todos nuestros recursos para superarlo, diseñando planes de acción
que nos permitan soltar, perdonar y descubrir que hay mucho por delante. Victimizarse no es la solución. Solo aquellos
que eligen ser protagonistas de su vida lograrán encontrar el camino a su
libertad. Ser libre, ejercer el
autocontrol, y actuar en consecuencia, es una de las tantas formas de querernos
mas.
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